In memoriam

on 27 de mayo de 2012

Hoy me he enterado de la muerte de mi tío Lino Bernardo Michelon; es poco probable que haya habido muchas figuras así en el ancho mundo de los sobrinos. Estar en su presencia era ya una fiesta, en la que él, tanto te divertía y enseñaba, como te ponía en tu sitio con una burla ingeniosa. Si encima de esto, el tío en cuestión era el patrón de una pequeña barca de recreo y le gustaba más el aire libre que a nadie, la idolatría estaba asegurada. Hice tanto el indio en su compañía, que evidentemente algo tenía que quedarme como rasgo ya de adulto.
Te puedes bajar de la ira, subirte a una esperanza o moderar en la alegría; pero no hay quien pueda esconderse de la pena cuando decide visitarte, ni hacer otra cosa que sufrir en su presencia. 
Este grandullón moreno y vivaz, es el penúltimo personaje que queda de mi infancia, y si utilizo el presente, es porque estará conmigo mientras dure mi pesar. Pasará luego como siempre, que terminamos olvidando, sumidos en nuestros problemas. Ahora somos nosotros los mayores, y esta orfandad en que nos dejan quienes animaron nuestro mundo infantil, nos hace cambiar la perspectiva. Somos los próximos, y nadie podrá remediarlo; por eso, más que nunca, tengamos nuestro jardín en orden, haciendo que cada estación dé lo máximo de sí, sabiendo que pudiera ser la última.