La Impericia de los expertos

on 7 de junio de 2012
Hubo un tiempo en que ser un experto económico, consistía en saber mucho de esta materia; poco a poco, se fueron convirtiendo en lo que son hoy: "los que menos desconocen este campo". La economía se ha convertido pues, en la ciencia que puede explicar con total exactitud, porqué han fallado sus anteriores previsiones; predecir el pasado al milímetro, sin margen de error, mientras encuentran  poco menos que imposible una aproximación al futuro próximo.
El avance de las tecnologías, el acceso universal a la información  y las hemerotecas (enemigos declarados de los diletantes del análisis y la predicción), han revelado que tras esa jerga pomposa e intrincada, hay tanta ignorancia en unos, como mala fe en otros; y por lo tanto, debiera resentirse su imagen de "Oráculos", y empezar a considerárseles como lo que en realidad son: "Ridículos" en unos casos, y "Laméculos" de los dioses del Olimpo Financiero, en otros.
La corte de subalternos del poder real,  hará lo que haga falta, con su interminable listado de "digodiegos" para servir a este amo imprevisible, que al parecer es el dinero. Hemos oído a presidentes del gobierno ensalzar la salud  y robustez de una banca sifilítica; a ministros decir que no llegaríamos a los 4 millones de parados, y luego, claro, que tampoco a los 5. Hemos oído a candidatos decir que esta crisis era de confianza, y su sola presencia en el gobierno, acabaría con las incertidumbres, amén de otra ristra de mentiras que no mencionaré por archiconocidas. Hemos visto a bancos proponiéndole a la gente ser banqueros, o sea, que se arruinaran, comprando productos y acciones de dudoso valor.
Lo indecente, es que ahora muchos de los que han perdido su casa o sus ahorros por arte de birlibirloque, deberán participar con sus impuestos para rescatar al mismo entramado bancario que les convirtió en parias.
Si algo podemos sacar en positivo de esta catástrofe social, es que muchas máscaras han caído, y que el hombre común de la calle parece pensar con más claridad que los profesionales de la opinión. La antigua aceptación del abuso sin más, tiene su réplica en la gente del 15M movilizando dinero y voluntades para exponer (al menos) a abusones y magistrados ante el ojo público. No es que me haga muchas ilusiones con esta justicia viciada y sesgada, porque aunque sus señorías tuvieran un día honorable, bastaría con poner en marcha la máquina de los indultos, como tantas otras veces; lo que me ilusiona es que empecemos a poner al descubierto el cuento de la separación de poderes, y las fulleras prácticas que intentan hacer pasar por democracia. Luego ya pediremos más.

4 comentarios:

Sole dijo...

Podría decir que, todos esos que ha relacionado, sin librarse ninguno, pasaran todos por el banquillo y, además, pagasen íntegramente sus atropellos pero ¿quién los va a juzgar, si apenas quedan jueces limpios?. De acuerdo que también me ilusiona el ponerlos al descubierto, pero yo quiero más ya. Por pedir que no quede.

bSöS.

iliamehoy dijo...

De esta crisis, como de otras tantas, solo aprende quien hace un ejercicio de reflexión profundo y sin ánimo de lucro; es decir, un elevado porcentaje de población que es machacado y a la vez ignorado. Los que usted nombra, aunque son menos y cobardes, siguen compinchados en su amoralidad.
A pesar de todo, una sonrisa.

Resquicios dijo...

Sobre expertos, currículos y valías mucho podríamos hablar. Permítame, aun sabiendo que no es el tema principal de esta entrada, hacer una pequeña reflexión: cómo puede ser y permitimos que hasta un grado – “puto obrero”- la exigencia académica sea tan extensa (carreras, doctorados, dominio de idiomas, etc.) y en escalas superiores – los “a dedo” denominados por ellos cargos de confianza y políticos- no se exija, no diré la La Excelencia- que debería- pero sí un mínimo. Así nos encontramos con alcaldes chabacanos, ministros tertulianos o presidentes del gobierno que no sólo no hablan otros idiomas (qué mínimo que dominar el inglés) si no que dejan mucho que desear en su oratoria en castellano. Por ello no es de sorprender la existencia de los “ridículos” en temas económicos. Lo preocupante es que tanto éstos como sus “laméculos”- una genialidad por su parte- gocen de impunidad ante sus actos.
Como bien explica resulta no sólo indecente si no también traumático que tengamos que ayudar- por impositivo legal- a los que nos están hundiendo y robando, aguantando - para colmo- sus ridículas cortinas de humo que son un insulto a la inteligencia.
Coincido con usted en lo esperanzador del salir del critiqueo entre cañas y pasar a la acción, ese no dar todo por perdido de antemano y actuar: en el caso del Sr. Rato los daños colaterales le pasarán factura.
Besos

Conciencia Personal dijo...

Qué horror, nuestra catástrofe social, política, económica, es peor a la de España...y dicen resistir, resistir, hasta dónde?

Un beso mexicano, Monique.